CAFÉ
Después pasar unas semanas alterado, estoy tratando de dejar el café. La promesa susurrante de su aroma y algunos dolores de cabeza que debo atribuir al síndrome de abstinencia obstaculizan el camino hacia la liberación. Sin embargo, si lo consigo, puede que después abandone algún otro elemento de dependencia de mi vida cotidiana. Ya que empiezo, sería bueno seguir hacia arriba. En cualquier caso, sólo estoy dispuesto a confesar esta vicio, por otra parte aceptado por esta sociedad acelerada y taquicárdica. Ya lo dejé una vez. Puedo hacerlo de nuevo. Siempre tendré el paracetamol.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!