AURA
Hoy tengo el aura decaída. Me levanté, como todos los días, a las 6 y media de la mañana. Me tomé un café con leche y 8 galletas. Ya a esa hora me notaba extraño, aunque lo atribuí a que últimamente duermo poco y mal y me levanto sudado y con la boca reseca. Añadí al desayuno un zumo de naranja de «tetrabrick», enriquecido con 3 vitaminas, en el que vertí 2 cucharadas de azucar. Abrí la puerta de la calle, presintiendo que iba a ser un duro día y, ya en el portal de la calle, noté un escalofrío que presagiaba un desprendimiento de mi aura. A mi aura no le gusta demasiado la monotonía de la vida cotidiana. Como un calamar, cambia de color según la situación en la que se ve envuelta por mi culpa. Yo le digo para mis adentros que tenga paciencia, que estoy buscando la vía para sacarle los colores. Busco una aventura o, al menos, algún incidente reseñable que la anime. Por mi parte, me he acostumbrado a los tonos grises que, ni cerrando los ojos, puedo apartar de mi vista. Temo que mi aura me abandone y se vaya con otro, dejándome más sólo aún de lo que ya me encuentro ahora. Le prometí el arcoiris, pero ya no puede creerme y, lo que es peor, ni siquiera yo me creo a mí mismo.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!