El viernes pasado, de compras por el centro de Madrid, me crucé con Alex de la Iglesia. Bueno, realmente Alex se cruzó conmigo. Yo creo que me miró de reojo como pensando «¿da el tipo este tipo para mi próxima peli de título provisional «Holocausto ZAPF* en Usera»? Pero como yo me hice el interesante y, además, siempre que me topo con algún famoso o incluso con alguien a quien admiro ni se me pasa por la cabeza saludarle por pudor, no creo que me convierta en una celebridad… De momento. En fin, hacía calor en La Villa y los vapores castizos me han llevado a la Plaza Mayor, cerca de la cual hay una tienda de esas de antes de la guerrra a cuya entrada formaban una larga cola de cien metros los turistas que querían llevarse unas alpargatas solariegas a sus lluviosos países. Me encanta vivir en esta ciudad. ¿En qué otro sitio se os ocurre que la propia locura se diluya entre la chifladura generalizada mientras te comes un bocata de calamares mutantes? Así que… ¿Por qué no? Alex, si te lo vuelves a pensar, cuenta conmigo.
*(Zombies Adictos al Pollo Frito).